En Venezuela, en cualquier
rinconcito que miremos, encontramos tierras de alta calidad para el desarrollo
de diversas actividades agrícolas, sin embargo, nuestro modelo educativo, económico
y social nos ha alejado progresivamente del campo y sus bondades. Eso también
es una de las causas de la crisis económica de hoy. El desabastecimiento y
carestía de los alimentos nos obliga a repensar el asunto.
Entonces, necesario es la
vuelta al campo, pero esto no debe producirse exclusivamente por necesidad, sino
por la convicción que solo en el campo podemos encontrar la independencia y la
soberanía de la que tanto hablan y muy poco hacen.
El campo nos proporciona
todo lo que requerimos para la vida, alimento, vestido, oxigeno, agua,
recreación, medicina, salud y vida. Por lo tanto el retorno al campo debe darse en el marco de
un profundo respeto a la naturaleza y sus leyes sagradas y evitar a toda costa
el deterioro progresivo del mismo.
La producción agrícola debe ser
cada vez más sana y amigable con la naturaleza. El uso indiscriminado de
pesticidas y fertilizantes de origen químico, van deteriorando progresivamente
nuestros suelos, aguas y el ambiente y con ello deteriorando nuestra salud.
Las plantas consumen el
alimento que les proporcionamos y a su vez nosotros consumimos lo que las plantas
nos aportan, es decir, todos los venenos que aplicamos en las actividades
agrícolas van a parar a nuestro cuerpo, esa es una de las razones por las que
hay tantas enfermedades hoy en día.
Seamos honestos y
respetuosos con nuestro entorno natural, rescatemos la ética del trabajo como
esencia de vida, contaminemos lo menos posible y así estaremos colaborando con
la permanencia de la vida en el planeta.
Amigas y amigos que nos
escuchan, Anoten esto: Las ciudades no pueden sobrevivir sin el campo. Por el
contrario, el campo si puede sobrevivir sin las ciudades.
Hasta
un próximo encuentro conuquero.
“Un
abrazo desde este maltratado pedazo de la tierra”
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